Entrevista a Francis Gurry Inteligencia artificial

By abrahan - junio 06, 2022

Inteligencia artificial y propiedad intelectual: entrevista con Francis Gurry

Septiembre de 2018

Antes de las reuniones de las Asambleas de la OMPI de 2018, el director general de la OMPI Francis Gurry comparte sus opiniones sobre la incidencia de la inteligencia artificial (IA) en la legislación y las políticas de propiedad intelectual (PI) y sobre su utilización en la gestión de sistemas de PI en todo el mundo.

(Foto: OMPI/Berrod)

La aplicación y el uso de tecnologías de IA
tendrán consecuencias tanto en la legislación
y las políticas de  PI como en la gestión de los
sistemas de PI en todo el mundo, dice
Francis Gurry.

¿Cómo describiría la incidencia de la IA?

La IA es una nueva frontera digital que tendrá una profunda incidencia en el mundo. Tendrá enormes consecuencias tecnológicas, económicas y sociales, y va a transformar el modo en que producimos y distribuimos bienes y servicios, así como el modo en que trabajamos y vivimos.

¿Qué repercusión tendrán las tecnologías de IA en la innovación y la creatividad?

Aunque es pronto para decirlo, está claro que la IA repercutirá en los conceptos tradicionales de la PI. No estamos tan lejos de tener música comercial e invenciones producto de la IA, y esto es algo que transformará los conceptos de “compositor”, “autor” e “inventor”, si bien aún no sabemos con exactitud en qué medida.

Los objetivos principales del sistema de PI han sido siempre fomentar nuevas tecnologías y obras creativas, y sentar unas bases económicas sostenibles en favor de la invención y la creación. Desde una perspectiva puramente económica, si dejamos de lado otras finalidades del sistema de PI, como la “recompensa justa” y los derechos morales, no hay motivo para que no utilicemos la PI para incentivar los inventos o las creaciones generados por la IA. No obstante, debemos reflexionar al respecto. Aún no tenemos respuestas claras.

El uso generalizado de las tecnologías relacionadas con la IA también transformará conceptos consolidados en materia de PI: patentes, diseños, obras literarias y artísticas, etcétera. Esto es algo que ya está ocurriendo, pero es una consecuencia de la economía digital, no solo de la IA. Por ejemplo, las ciencias de la vida generan una cantidad ingente de datos que tienen un valor considerable pero no constituyen un invento en el sentido clásico. Por lo tanto, tenemos que concretar los derechos y las obligaciones que les son inherentes. 

En la sociedad ya existen opiniones firmes al respecto. Los movimientos en favor de un acceso “abierto” a la ciencia, los datos y la divulgación se inclinan a favor de la idea de no atribuir categorías exclusivas a los datos. Argumentan que, dado que los datos son la base de la IA, deberían ser de acceso libre para facilitar el desarrollo de la IA y otras aplicaciones. 

En el contexto económico actual, es igualmente importante que hayamos establecido derechos de propiedad para los activos intangibles a fin de incentivar la inversión en la creación de nuevos conocimientos y garantizar una competencia leal. 

La IA es una frontera digital nueva que tendrá una profunda incidencia en el mundo.

Francis Gurry, Director General de la OMPI

Es necesario conciliar estos dos enfoques. Por un lado, habrá que trazar una línea entre la necesidad de mantener canales de información abiertos y fluidos, y por otro, será necesario restringir esos canales para garantizar que existen los incentivos adecuados para generar nuevos conocimientos. 

Los datos y los algoritmos plantean una serie de interrogantes fundamentales en materia de PI. Por ejemplo, ¿Cómo establecemos derechos de propiedad sobre un algoritmo que cambia constantemente, hasta el punto de que la invención no es la misma ni siquiera un año después de haber solicitado una patente? Este es un desafío nuevo que tendremos que afrontar.

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